De aquí, y también de la necesidad de cumplir con la Directiva de Eficiencia Energética de la Unión Europea, de la que se deriva que las empresas deben realizar auditorías de eficiencia energética regularmente, se impone la obligatoriedad de gestionar mejor la energía que se consume.

Las organizaciones empresariales son consumidoras directas de energía y pueden reducir su consumo energético para disminuir sus costes operativos y promover así la sostenibilidad económica, política y ambiental. Además, pueden desear aumentar su eficacia para maximizar su beneficio, y a la vez repercutir en una reducción de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) disminuyendo en consecuencia su huella de carbono.

Gestión de Energía